14 de agosto de 2010

Linea Capital (Posadas): Se termina MAL DEL VIENTO


Se termina "Mal del Viento"

Cultura
Publicado 8 de julio



La documentalista Ximena Gonzáles y su equipo de trabajo vinieron a Misiones para completar el rodaje del documental “Mal del Viento”. Dicho proyecto está referido al “caso Julián Acuña”, cuya historia hizo emerger la controversia entre dos criterios culturales: el del blanco y el del originario. Ximena, quien está encargada de la investigación, el guión y la dirección del largometraje, contó a Voces en el Medio los detalles de cómo se encontró con esa historia y qué la impulso a documentarla. Además explica los diferentes pasos del proceso de realización, el abordaje del mismo y sus expectativas acerca del resultado final.

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Posadas (Linea Capital). Ximena Gonzáles y su equipo de trabajo vinieron a Misiones para completar el rodaje del documental “Mal del Viento”. Dicho proyecto está referido al “caso Julián Acuña”, cuya historia hizo emerger la controversia entre dos criterios culturales: el del blanco y el del originario. Ximena, quien está encargada de la investigación, el guión y la dirección del largometraje, contó a Voces en el Medio los detalles de cómo se encontró con esa historia y qué la impulso a documentarla. Además explica los diferentes pasos del proceso de realización, el abordaje del mismo y sus expectativas acerca del resultado final.

Ximena ¿cuáles fueron los motivos que te llevaron a documentar este caso?

Me enteré de este caso porque estaba en una productora de cine documental (‘Grupo Documenta’, que es la que ahora me está produciendo este rodaje), y ellos estaban metidos trabajando con mucha temática indígena. Entonces llegó la noticia de lo que estaba sucediendo con este chico y la problemática intercultural. Es así que se planteó la necesidad de documentar la historia, y como la productora estaba con otros proyectos, surgió la posibilidad de que lo haga yo.

¿Y con respecto a los primeros pasos que se dieron en el proyecto?


Comenzamos a documentar sin saber muy bien en lo que iba terminar. Es que el proyecto empezó muy chiquito desde la producción; con mínimos recursos técnicos, sin ningún tipo de financiamiento, consiguiendo los equipos como podíamos. Y así empecé a seguir el caso, primero sin cámara: me acerque a la familia, y de a poco fuimos filmando algunas cosas.

Estuve mucho tiempo en el hospital Gutiérrez, mientras Julián estuvo allí internado, incluso cuando lo operaron. También estuve cuando volvió a su comunidad, y de esta manera fuimos construyendo el relato.

Ya ha transcurrido tiempo de lo sucedido ¿Cómo se encuentra hoy el proyecto luego de haber sido retomado?

Cuando vine a Misiones descubrí un montón de cosas que desde Buenos aires era difícil de ver. Había estado mucho tiempo haciendo un seguimiento de lo que era la historia “mínima”: Julián internado, acompañado de su familia. Pero después, cuando vine acá y traté de reconstruir todo lo que había pasado antes de que Julián viaje a Buenos Aires, me di cuenta de lo compleja que era la historia, de cuantos otros intereses habían involucrados, intereses que superaban el conflicto intercultural, como ser los que tenían que ver con lo político, lo religioso, lo jurídico, etc.

Es por eso que en determinado momento la historia me superó, porque me empecé a encontrar con cosas que me costaron poder ordenar y darle una forma al relato para poderlo contar. En este sentido me llevó tiempo, pues también yo me tenía que preguntar a mi misma cuál era mi postura sobre los hechos y cómo los iba a narrar.

Por mucho tiempo me resultó difícil volver a retomar este material. Fue muy complejo sabiendo lo que había pasado. Hay que tener en cuenta que en todo esto hubo un chico que murió. Por lo tanto fue difícil tomar la decisión de seguir y convencerme de que era importante contar la historia.

El caso

La historia que impulsó la realización del documental es la del caso de Julián Acuña, el cual salió a la luz en agosto del año 2005. A Julián, un niño mbya Guaraní de 3 años, miembro de la aldea Pindó Poty situada en El Soberbio, se le había presentado una enfermedad que lo traía mal. Ante el manifiesto deterioro de la salud del chiquito, sus padres, Crispín Acuña (20) y Leonarda (17), habían decidido llevarlo al hospital de la localidad. Allí estuvo internado un par de días. Pero la mejoría no llegaba. Así es que sus padres lo llevaron de vuelta a la comunidad, convencidos de que la medicina blanca no era efectiva. Esa conducta obligó la intervención de la jueza Julia Alegre, quien resolvió internar a Julián en el hospital de pediatría Ramón Madariaga. De allí el pequeño fue embarcado junto a sus padres hacia Buenos Aires, con un diagnóstico de cardiopatía congénita.

En el hospital de niños Ricardo Gutiérrez de Buenos Aires se llegó a la conclusión de que el chiquito tenía un tumor cardiaco y que debía ser intervenido quirúrgicamente de urgencia. Crispín y Leonarda se negaron rotundamente, al igual que toda la comunidad mbya guaraní y en especial el cacique de la misma, Alejandro Benítez. Este último, cuyo nombre espiritual es Everá, que en la lengua vernácula significa “el elegido de Dios”, creía que el niño debía ser tratado con la medicina tradicional de su cultura y no con la de la blanca. Era un derecho inamovible de la cultura nativa.

A partir de allí comenzó el conflicto intercultural; se vieron envueltos en la controversia la medicina, la justicia, los criterios del blanco y los del nativo, haciendo de este caso un paradigma sumamente complejo y sin precedentes.

Finalmente, a fines de mayo del 2006, Julián Acuña fue llevado de vuelta a su comunidad, con los suyos, donde falleció nueve días después.

En camino
¿En qué instancia del trabajo se encuentran ahora?

Ahora vinimos a hacer el rodaje más importante, nos quedan unos por hacer en Buenos Aires, pero la parte más significativa es acá en Misiones. Estuvimos haciendo una preproducción en Posadas y El Soberbio. Este jueves vamos a terminar el rodaje acá en la capital y de ahí nos vamos para Oberá, San Vicente y a El Soberbio para terminar con todo a mediados de julio.

Hoy por hoy el rodaje es nuevamente posible porque la película ganó un subsidio del Instituto Nacional de Cine y artes Audiovisuales y del Fondo Nacional de las Artes. Así que esa es otra de las razones por la que podemos continuar, además de saber ahora más claramente hacia dónde va la película.

Asimismo, después de estos viajes, la idea es comenzar con la posproducción y trabajar en eso durante todo el verano y principios del año que viene. Y con suerte para mediados o fines del año próximo tener terminada la película.

Ximena ¿cuál es el objetivo que te trazas con “Mal del Viento”?

Cuando comenzamos a trabajar en el proyecto, no queríamos contar la historia desde lo interpretativo. Por eso no incluimos en él a especialistas (antropólogos, historiadores, etc.). Nuestro objetivo es intentar mostrar la historia más desde lo sensorial, desde la experiencia y lo poético. Entonces lo que intenté, cuando estuve en las comunidades aborígenes, fue no racionalizar desde la interpretación, sino poder captar un poco la esencia, el clima, de lo que se generaba en las situaciones.

Me parece que algo de eso está plasmado en el registro que tengo de Julián en el hospital, eso que me pasaba a mí estando en ese lugar con ellos.

Algo que me preocupó mucho también fue cómo mostrar la enfermedad de un chico desde un lugar sensible, sin caer en lo sensacionalista. Pero también me interesaba mostrar la violencia de todos los discursos que rodeaban a esa situación: la violencia del discurso médico, del jurídico; la violencia de los medios: la prensa, la desinformación

Una vez terminado el documental ¿cómo va a ser la difusión del mismo?

A partir de la finalización del trabajo y obedeciendo la pauta que impone el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, estaríamos difundiendo el documental a través de los canales estatales Encuentro y Canal 7, y en los canales estatales de las diferentes provincias. También en los espacios I.N.C.A.A.

Después la intención es tener difusión en diferentes espacios culturales, en organizaciones, acceder a una distribución que tenga que ver con lo comunitario. Y por supuesto terminar el trabajo para venir a Misiones y llevar “Mal del Viento” a las comunidades de la provincia, en primer lugar a la comunidad donde están Crispín y Leonarda.