28 de marzo de 2011

Entrevista a Ximena González en medio chileno



Entrevista a Ximena González
(Publicada en www.trippas.cl)

Ximena González es una Documentalista de la Provincia de Buenos Aires quien es parte del Colectivo FECISO donde siempre a demostrando tener muy claras sus teorías entorno a la reflexión y el cuestionamiento de la creación artística visual. Esta es una entrevista realizada entre una reflexión a sus trabajos y su trabajo con el movimiento feminista.
 
T: ¿Por qué no te presentas?
Xi: Es un poco difícil. Creo que me presentaría como documentalista -latinoamericana, más que argentina-, aunque no creo que eso me defina completamente.
 
T: ¿Sobre tu último documental en proyecto –Mal del Viento-, nos puedes adelantar en qué consiste?
Xi: Mal del Viento es un documental que vengo trabajando desde hace 5 años. Es sobre la historia de un nene de una comunidad indígena mbya guaraní que fue judicializado, internado y operado del corazón contra la voluntad de su familia y su comunidad, quienes querían tratar su enfermedad con su medicina tradicional, en el monte. Al comienzo de todo el proceso, parecía tratarse de un conflicto intercultural relacionado con la salud, pero a medida que me fui acercando mas a esa realidad, y permanecí mas tiempo con esa familia, me di cuenta que la trama de intereses que se tejía alrededor de ese nene era mucho mas compleja de lo que pensaba, y que en definitiva, para abordar el tema tenia que cuestionarme yo misma cuál era mi relación con mi cultura –que los oprimía y los forzaba mediante sus instituciones a vivir de acuerdo a una ley y una cosmovisión ajena-, para poder representar esa realidad desde un punto de vista crítico y con una mirada honesta.
 
T: ¿Esta historia va mas allá de una disputa de culturas? ¿Incluso de la soberbia de las pocas libertades que dan estas?
Xi: Creo que el sentido más profundo de la película está vinculado a la reflexión sobre las relaciones entre los sujetos y sus propias culturas. Durante el proceso de producción de la película, en el que vi mucho material de temática indígena, interculturalidad y disputas culturales, sentí que la mayoría de las veces se propone una representación desde una posición demagógica que pretende reproducir la mirada del sujeto representado, partiendo de una cosmovisión completamente diferente y pretendiendo ‘dar la palabra’ a ese Otro, cuando en realidad se recurre a un leguaje –el cinematográfico- que proviene de la cultura occidental y su ambición de obtener una representación análoga de lo real. Entonces ‘esa palabra’ siempre se inscribe en un lenguaje ajeno al sujeto representado. Yo no puedo desprenderme de mi mirada occidental, pero sí puedo cuestionarla, poner en duda su veracidad, interpelar al espectador –que sé que en su mayoría va a ser de mi propia cultura- respecto a su relación con ella; porque creo que la cultura -especialmente la nuestra, que es la que vivo y conozco- condiciona, oprime y somete, siendo este sometimiento aún mas injusto, despótico y avasallante para los pueblos originarios. Entonces creo que hay que cuestionarla desde nuestro lugar para poder transformarla, no hay que reproducir una mirada paternalista y demagógica sobre ese Otro, sino que hay que reconocerse en ese discurso que somete –del cual somos parte- para poder trasformarlo.
 
T: Del poco material que he visto, está como orientado a otra forma de narrar, muy diferente a tus trabajos anteriores, siento que se basa mas en los conflictos que surgen entorno a una disputa humana que se vuelve casi simbólica. ¿Crees que se concentrará en aquello o todavía te encuentras buscando en como será expuesto el tema?
Xi: Encontrar un tipo de narrativa propia para esta historia fue un desafío. Yo venía trabajando en materiales bastantes expresivos, poéticos, plásticos –a veces cercanos a lo experimental- donde la historia no ocupaba un lugar jerárquico; y en Mal del Viento me encontré con una historia para contar; pero sabiendo que me interesaba representarla desde un lugar sensible, crear un universo poético para esta realidad. Siempre reconocí que no quería hacer de esto una denuncia –aún sabiendo que se trata de una realidad muy dura e injusta- porque concibo al cine documental como arte, y creo que es desde ese lugar que se debe buscar una transformación. Por eso es que el proceso de escritura del proyecto fue decisivo, porque encontrar la forma de representar esta realidad para mi era esencial. Si elijo hacer un documental y no un informe periodístico, un programa televisivo, un ensayo sociológico o una denuncia policial es porque creo que en el lenguaje cinematográfico puedo encontrar las herramientas para representar ese universo simbólico del que vos hablas.
 
T: Volviendo a tus trabajos anteriores, nos podrías explicar mas que buscabas en “Y vi la esperma brotar de sus ojos”, el cual me parece una interesante protesta feminista hacia las obsesiones de esta civilización bélica, fálica y machista ¿Es así o me equivoco?
Xi: No te equivocas, eso era un poco lo que buscaba; aunque lo que me motivaba principalmente de ese trabajo era experimentar con las relaciones entre imagen y discurso. Me interesaba diseccionar la imagen pornográfica hasta encontrar el lugar donde se aloja el discurso falocéntrico de nuestra cultura patriarcal. Lo interesante de la pornografía es que se autoproclama como imagen documental del acto sexual, vacía de contenido y discurso, especialmente en las escenas de sexo explícito, que son las que utilicé para mi trabajo. En estas pretendidas ‘representaciones absolutas’ –sin argumentación, ni autor, ni discurso- se cuela la concepción que este tipo de narrativa tiene de la mujer, y lo fascinante es que esa no es una construcción propia. De alguna manera, esta representación no surge de una mirada ubicada geográficamente junto a esos actores sociales, ni de un autor individual, sino que reproduce una narrativa hegemónica, sustentada en este mismo patriarcado, que no puede más que alojar a la mujer en un lugar de carencia y obediencia frente al poder representado por el falo. La mujer encarna este rol en la pornografía, no porque el pornógrafo construya esa imagen desde su concepción, sino porque responde a una cultura que condiciona su relato. Entonces, se planteaba para mí la necesidad de poner en evidencia ese mecanismo de dominación que sustentan las narrativas dominantes –construidas desde la mirada de una autor universal masculino, occidental, blanco, heterosexual- intentando subvertir esos modelos narrativos. Para mi, el proceso de realización de “Y vi la esperma…” promovió una reflexión muy profunda sobre las implicancias éticas y estéticas de la representación, significó perder la inocencia respecto a la representación y tomar conciencia de la necesidad de encontrar un lenguaje propio nacido de la diversidad y no de las narrativas hegemónicas de la dualidad.
 
T: ¿Fue invertir el discurso de la pornografía o descubrir en ella una búsqueda de carencias-obsesiones del occidental blanco heterosexual?
Xi: Si te dijera que buscaba invertir ese discurso, estaría cayendo en la reproducción de una narrativa dominante; es decir, plantearía el mismo discurso pero de signo opuesto. Acá no habría subversión, ni experimentación ni reflexión posible, sólo inversión de signo. Y en todo este proceso que te contaba antes, me fui encontrando con diferentes cuestiones críticas que aparecían en la pornografía y que me interesaban respecto a ese tipo de representación que trascendían la simple denuncia del discurso. Incluso en las distintas oportunidades que tuve de dialogar con espectadores, me di cuenta que la interpretación del material supera cualquier intelectualización posible sobre él. Es decir, hubo una búsqueda muy conciente y comprometida de mi parte, que se dio durante un proceso de trabajo bastante largo, pero que luego es resignificada. Posiblemente haya gente que reduzca el documental a la secuencia final –quizás la más clara discursivamente- y lo considere una inversión del discurso pornográfico, pero seguramente otros puedan hacer una lectura mas profunda y encontrar otros sentidos posibles. Creo que lo interesante que tiene el material es que cada uno puede realizar dentro de él su propia búsqueda y tomar sólo lo que está en la superficie o implicarse en él y hallar nuevos sentidos.
 
T: Cuentanos mas de tu moviendo de mujeres feministas.
Xi: Participo en un colectivo de mujeres llamado Juana Azurduy, en un espacio dedicado al arte y la cultura –el ESPACIO MULTIPLICARTE-, como una forma mas de buscar una transformación en realidades que creo injustas y opresivas. A partir de esa pérdida de la inocencia de la que te hablaba antes, también surgió en mí la necesidad de compartir esas inquietudes con otras mujeres y de encontrar nuevos espacios de lucha para transformar esas realidades que me dolían y nos dolían. Lo interesante del trabajo con las compañeras de la Juana es que para mi significa un aprendizaje constante, por la posibilidad de compartir un espacio de debate y de acción concreta, que a veces en el cine aparece vedada o se vuelve poco palpable.
 
T: ¿Va en aclarar su rol en esta nueva sociedad moderna de supuesta igualdad?
Xi: Creo que la cuestión central tiene que ver con cuestionar esos roles, pero nuevamente, no para invertirlos, sino para trascenderlos. Superar la noción del rol de género, la dualidad, la antinomia, perseguir la igualdad desde la diversidad.
 
T: ¿Qué opinas del rayo verde?
Xi: Realismo mágico.


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